domingo, 21 de febrero de 2016

LOS DERECHOS SOCIALES DE LAS MUJERES, por Rhodéa Blasón


      La lucha de los derechos sociales de la mujer no se fraguó en un pequeño período de tiempo. Todo lo contrario, en nuestra historia ha habido féminas que han expuesto en numerosas ocasiones su vida durante largos años, incluso generaciones, para que en la actualidad podamos disfrutar de una supuesta equidad colectiva frente a los hombres. Y digo supuesta porque, por desgracia, la justicia comunitaria de las mujeres está sumida en una espiral de confusión y extravío de los derechos sociales femeninos que hace que las estadísticas indiquen que nuestra igualdad, que adquirimos a costa del sufrimiento y valentía de señoras que antepusieron sus contiendas personales, familiares y laborales a unas vidas pacíficas, se vea mermada de manera silente y sin quietud.
      Las mujeres le debemos el poder acudir a las urnas a depositar nuestro voto libremente a Clara Campoamor, una firme defensora de los derechos de las mujeres, quien en su carrera política consiguió que se estableciese la “no discriminación por razón de sexo, la igualdad jurídica de los hijos e hijas habidos dentro y fuera del matrimonio, el divorcio y, lo que más le costó el sufragio universal (voto femenino)”, que hubo de ser debatido en las Cortes españolas. La votación se realizó por sufragio universal masculino, aunque a las mujeres se les reconoció el derecho al sufragio pasivo, por lo que pudieron presentarse como candidatas. Eran sólo tres: Clara Campoamor, Margarita Nelken y Victoria Kent. La primera y la última tuvieron un destacado protagonismo en los pactos anteriores y durante el debate sobre la concesión del derecho del voto a las mujeres. Consiguieron los apoyos de algunos hombres que creían que las mujeres nunca serían merecedoras de depositar en las urnas una lista de votación y lo hicieron gracias a la argumentación positiva de ambas que luchaban con tesón por sus ideales. En aquellos momentos eran muchos los machos que pensaban que las mujeres no sabían pensar ni tomar decisiones y que su terea era la de traer hijos al mundo para que perdurase su linaje.
      La vida de Clara Campoamor fue una vida difícil: huérfana de padre trabajó de costurera con su madre, hizo de recadera y dependienta en comercios, y fue telefonista. Su mente inquieta y aperturista le señaló que la mejor manera de tener trabajo fijo era presentándose a las oposiciones del Cuerpo de Correos y Telégrafos. Su inteligencia avanzada y su gran capacidad de aprendizaje le ayudaron a que sacase el número uno en los exámenes y se convirtiese así en funcionaria. Trabajaba y enseñaba a leer y a escribir a las mujeres que no habían tenido la oportunidad de mejorar socialmente como ella. Continuó sus estudios hasta hacerse abogada. Su madre, que era modista, le confeccionó un hermoso traje para que lo luciese el día de su exposición en las Cortes a favor del voto femenino. Era una mujer conciliadora y negociadora que consiguió, que a partir de entonces, las hembras tengamos unos derechos sociales que si no logramos sustentar pronto comenzaremos a perder.
      Conseguir el voto para la mujer, en la Constitución de 1931 durante la Segunda República, la extenuó intelectual y socialmente, y acabó con su carrera política en España. Al estallar la guerra civil se exilió a Lausane en donde murió ciega y víctima de un cáncer. ¿Qué pensaría hoy esta gran mujer al ser sabedora de que las damas cobramos menos por ejercer el mismo trabajo que los hombres? ¿Qué sentiría al saber que algunas empresas hacen firmar contratos a la mujer en los que se comprometen a no tener hijos, padres a su cargo o maridos enfermos a los que cuidar? No voy a seguir poniendo ejemplos, que serían demasiados, de lo que ocurre en la sociedad laboral actual. Yo he tenido la suerte de que nunca he cobrado menos que un hombre por ejercer el mismo trabajo, pero me encolerizaría notablemente que mi hija tuviera que sucumbir ante tal precaria situación laboral o que tuviese que elegir entre ejercer su derecho al trabajo y el derecho a ser madre.

      Existe una generación intermedia que piensan que los derechos nacen con ellos y que las mujeres nunca hemos vivido mejor, pero yo no estoy de acuerdo y no me gustaría que nadie vilipendiara o agraviase laboralmente a las jóvenes de mi familia. Sería un insulto a nuestra inteligencia, a nuestros derechos sociales y al arduo trabajo realizado por Clara Campoamor.

miércoles, 3 de febrero de 2016

LA MIRADA
¿Cuántas personas observamos con brillo de felicidad en su mirada? Es una atribulada realidad comprobar que cada vez son más excasas. La existencia sólo es fácil y asequible para una reducida fracción de la sociedad, pero la mayoría de los seres subsistimos con un “cofre” abrumador sobre nuestras espaldas que carga con nuestros problemas, incertidumbres, tormentos y aflicciones que nos perturban el alma. Algunos propios de la vida cotidiana, otros, más trágicos, causados por la salud, y, en la mayoría de las situaciones, creados por nosotros mismos ¡ilusos de la vida!. No sabemos vivir con sencillez y coherencia, lo que nos atormenta son pensamientos egoistas, avaros, envidiosos, mezquinos y arribistas que nos impiden presentar esos rayos luminosos de dicha y prosperidad en nuestros luceros. Para vernos colmados de fortuna y satisfacción debemos ser personas abiertas y afables, sin malos sentimientos ni pensamientos, que lo único que hacen es intrigar en nuestra mente consiguiendo muy pronto nuestra infelicidad, y, por supuesto, debemos separarnos de tantos seres taimados como conviven en este mundo.
En la calle principal de localidades pequeñas en las que todos los habitantes se conocen entre sí uno puede ver a muy pocos paseantes, los que observa llevan la cabeza gacha y su mirada fija en las piedras que pisa o con cascos en las orejas, no sé si escuchando música o la radio, pero sin dirigir sus ojos a nadie en concreto. Parece que los seres humanos nos escapamos unos a otros; no nos interesa relacionarnos para que nadie conozca nuestras miserias mundanas del día a día y no nos damos cuenta de lo importante que es apoyarnos férreamente. El ser humano es en sí mismo un ser social y la sociedad consiste en que las personas que convivimos nos relacionemos unas con otras de forma digna y ateniéndonos a las normas de la urbanidad y la buena educación. Pero , ¿qué difícil es alcanzar la interrelación entre las personas? No nos hablamos, no nos escuchamos, no nos vemos, no miramos de frente a los demás y, de esta manera, y sin brillo en los ojos, los seres humanos lo único que conseguimos es empobrecernos humana, cultural, intelectual, social y emocionalmente. Crearemos una sociedad que se paralizará por falta de sociabilización, de comunicación, de empatía,… Viviremos en un mundo al que le falten los “goznes y los pernios” necesarios para continuar nuestra necesaria evolución natural, por lo que los “engranajes” comenzarán a rodar al revés e iremos socialmente a la zaga de otras comunidades.

jueves, 20 de agosto de 2015

"EN OCASIONES VEO MUERTOS" (RHODEA BLASON)



                Los ojos cerrados y hecha un ovillo en el lecho espero que se me pase la angustia producida por el sueño recurrente que me mantiene encerrada en esta maldita celda del Hospital Psiquiátrico. Llevo días sin probar bocado y escondiendo la medicación bajo la almohada para luego tirarla al retrete. Pobres ilusos los enfermeros cuando me la traen, no saben lo fácil que resulta ocultarla en la boca. Hace años que aprendí que una vez que cierran la puerta con llave permanecen tras de ella comprobando que no me levanto del lecho para tirarla, por eso, tumbada de cara a la pared, dejo caer las pastillas antes de que se deshagan en mi boca con la saliva y las pongo debajo del cabezal en el que reposa mi cabeza. Tras horas así las arrojo al excusado y tiro de la cadena mientras observo como el agua se las lleva con su remolino.
                Oigo abrirse la puerta que me separa del pasillo y siento el repiqueteo de los inconfundibles tacones de mi doctora contra el suelo taladrándome el cerebro. Es una mujer hermosa, cálida y dulce. Me giro en el lecho sobre mí cuerpo y ella  me coge la mano derecha:
                -Isis -me dice con su suave voz- tienes que ponerte bien. Quiero que puedas levantarte de la cama y que mejores. Voy a ajustarte el tratamiento para que pronto te repongas, ¿de acuerdo?
               -Ja,ja,ja, ¿reponerme de qué? si yo me encuentro perfectamente, le respondo rápidamente
               -Veo que las pastillas que te he recetado no te levantan de la cama en la que permaneces todo el día. Yo sé que estás bien, pero quiero que estés mejor
               Me erguí de la cama, haciendo retroceder rauda a mi galena y le espeté duramente en la cara:
               -No sé qué manía tiene con que no me encuentro bien. Estoy perfectamente. Lo único que me ocurre es que en ocasiones veo muertos y hablo con ellos porque me entienden perfectamente.
               Entraron los enfermeros y, a pesar de mi resistencia, me pusieron una inyección a la vena tras la que me quedé profundamente dormida.


             Más jueveros en: http://charocort.blogspot.com.es/…/convocatoria-para-el-jue…

jueves, 13 de agosto de 2015

EL LARGO CAMINO RECORRIDO

 

          Una mariposa blanca me persigue durante la época estival. Revolotea ávida alrededor de mí. Es el símbolo del largo camino recorrido sin el ser que me trajo a este mundo y de su cercana presencia. La bella mariposa vuela como mis recuerdos; sus espléndidas alas no dejan de recordarme unos ojos infinitos que conocían mis más profundos sentimientos. La presencia de la mariposa blanca hace que mi Madre esté siempre presente: su dulce aroma, su fascinante sonrisa, sus blancas manos, sus profundos ojos, ...Un largo recorrido sin Ella que ha transcurrido como el viento que mece a la mariposa blanca,  hacia adelante y hacia atrás, con sonrisas y lágrimas, con sal y azúcar, con calor y frío pero sintiéndola en cada segundo de mi vida aportarme toda la fuerza que necesito para sobrevivir.
          La mariposa blanca me transmite sentimientos y emociones difíciles de transcribir, pero es un gran regalo de la Naturaleza que me ayuda a recorrer la senda de la vida.


     

miércoles, 22 de julio de 2015

Una sociedad deshumanizada

13-07-15
Rhodéa Blasón¿La sociedad en la que vivimos sería recuperable? Los seres humanos estamos tan deshumanizados que engendramos en nuestro entendimiento la soberbia ilusión de que atesoramos la totalidad de los derechos sociales, morales, existenciales, económicos, culturales, … dogmatizando este pensamiento y sosteniéndolo como modelo de superioridad frente a los demás. Este cáos social surge del pésimo modelo educacional que les estamos inculcando a nuestros vástagos, a quienes por no comunicarnos y compartir experiencias con ellos preferimos darles esparcimientos individualizantes con los que perjudicamos notablemente su capacidad de relación con sus semejantes. Verdaderamente, yo concibo la esperanza de que nos volvamos más humanos, en el amplio sentido de la palabra. Que apliquemos los valores fundamentales de la ética para que la humanidad sea distinta, más próxima, más deseable, con más moral, más terrenal y que tengamos presente que los hombres somos individuos efímeros y que en el momento de nuestro óbito no nos valdrán de nada ninguno de los derechos que creíamos tener durante nuestra existencia.
¡Todos deberíamos implicarnos por ser mejores personas y aprender a valorar los elementos pequeños que nos regala la vida!. Los progenitores no sólo estamos para traer retoños al mundo sino para implicarlos desde su más tierna infancia en los valores de la equidad que debemos a nuestros semejantes. Todos departimos sobre los derechos que nos amparan, pero y ¿los deberes?, ¿quiénes los ponemos en práctica?. Si los padres no educamos a nuestros hijos exponiéndoles sus deberes para con la sociedad y dedicándonos a ser un patrón positivo de las obligaciones, responsabilidades y grado de compromiso que le debemos a la ciudadanía, ¿qué grado de memez y majadería podremos llegar a alcanzar?
Los procreadores damos un ejemplo pésimo a nuestros descendientes con la consigna de “y tú más”. ¿Para qué?. Yo no creo en las clases sociales, salvo económicas que sí existen, por desgracia, pero culturalmente nos hemos quedado obsoletos y sin preocuparnos para nada de aprender. Sobre todo de adquirir conocimientos sobre lo que es la Vida. Para recuperar a nuestra sociedad de esta situación moribunda habría que volver a enseñar a los padres y a los abuelos que se creen que sus hijos o sus nietos sólo tienen derechos. Efectivamente todos tenemos derechos, pero también obligaciones y mientras no lo comprendamos nuestra sociedad y nuestra propia humanidad perderá algo tan importante como su propio valor, mérito, interés, atractivo y provecho. Nos hemos convertido en una comunidad agonizante y mortecina menguada de una factible probabilidad de rescate, redención y libertad. Somos una sociedad deshumanizada.
Rhodéa Blasón.

lunes, 6 de julio de 2015


La vida plena

04-07-15
Rhodéa BlasónLas apariencias engañan. Las imágenes, el aspecto, las fachadas pueden llegar a ser un fraude mayúsculo y existen seres humanos que utilizan ese exterior como treta de seducción, artimaña de confusión económica, ardid de fraude empresarial, señuelo de fascinación erótica, timo de engatusamiento ficticio, … Hay infinidad de modelos para proceder conforme al resultado que se quiera alcanzar y a los objetivos que se estipulen e investiguen por quienes ponen en práctica estas engañifas con el fin de obtener beneficios de cualquier índole y sin concernir sacrificios ni riesgos. Sinceramente, el ojo humano es capaz de traicionar a su propietario desafiándole con los lances más inverosímiles jamas discurridos, calculados o sospechados. Exactamente idéntico que un prisma de cristal puede descomponer la luz en multitud de colores, según los reflejos lumínicos que le afecten, nuestros luceros pueden observar situaciones imaginarias, engañosas, utópicas o inexistentes, pero que verdaderamente intuimos como legítimas.
Lo que vemos no siempre es la realidad verídica. ¿Ver o creer ver?. La respuesta es arduamente dificultosa de descubrir. La imaginación recrea coyunturas que desorientan nuestro entendimiento transportándonos a errados dictámenes. Tales como las difamaciones o infundios que causan la pérdida de la honra de otros seres tras el menoscabo de calaveras o depravados que no distinguen si ven o creen ver. Desafortunadamente continúa perdurando este paradigma de anormalidad colectiva como pauta a persistir independientemente de la clase social, linaje, edad, formación,… Departir sobre lo que nuestra vista nos aparenta haber advertido sin comprobación que le dé certeza alcanza potestad de pernicioso y perverso, y acostumbra a exteriorizarse en perfiles taimados y ladinos que, consciente o inconscientemente, perpetran y urden estropicios exagerados y crueles en seres humanos con un entendimiento cerebral excesivamente endeble y pusilánime.
Los sujetos de carácter hercúleo no son bien vistos por gran parte de la humanidad. ¡Ni ven ni creen ver! Se esfuerzan en sus tareas, se afanan en consagrar tiempo fructífero con su pareja y su prole, se esfuerzan en cultivarse culturalmente, existen para comprender el “ser y el estar” en su subsistencia, …no tienen oportunidades para desaprovechar ni segundos vitales que malbaratar. Esto tan evidente no es advertido por ignorantes y ramplones que “llevan y traen” maledicencias y chismorreos de quien les sabe necios y no les tolera su impertinente intención de dominio, ni les consiente percatarse de sus acciones. Eludir estas gentes les produce un daño irreparable en su condición humana, ya que se saben ultrajados y agraviados por quienes ellos pretenden humillar y calumniar. Son como parásitos que si no se nutren de las acciones de otras personas agonizan hasta sucumbir. ¡No permitamos que puedan con los seres humanos que tenemos vidas plenas!
Para conseguir una vida plena. Seamos felices, orgullosos de nuestras acciones, sorteemos y apartemos de nuestra senda a quienes con malicia persiguen saber de nosotros para vilipendiar la conducta con la que procedemos. Nunca alcanzarán contento ni prosperidad porque no se crean su propio trayecto de vida. Permanecerán vacíos de sentimiento, conocimiento y actitud.
Su fachada exterior será pura apariencia, pero su corazón se convertirá en el de menesterosos ávidos de lograr la vida ajena que perseguirán sin pasar de ser meros cicateros y miserables.
Rhodéa Blasón.

viernes, 3 de julio de 2015

Las sensaciones personales

27-06-15
Rhodéa BlasónLas sensaciones. Durante nuestra corta o dilatada existencia no renunciamos a la recopilación de sensaciones que nos transmiten emociones y nos proporcionan vestigios trascendentes en nuestra alma y en nuestro corazón. Mientras deambulamos creando nuestra historia incoamos un cofre personal e inherente a nuestra persona colmado de impresiones, corazonadas o presentimientos que se va incrementando y engrosando según las primaveras que festejemos y que nos atiborra de experiencias, unas provechosas y otras molestas, de las que tenemos la misión de extraer los destacados beneficios que nos brindan para que nuestra vida no se vea menoscabada por los aconteceres nocivos, de los que debemos aprender, pero exprimiendo su savia hasta llegar a la conclusión de que no son viables en un caminar recto y justo.
Sus sensaciones. Hay quien vive creando quimeras por donde pasa por la simpleza de su existir valdío, yermo y sin ocupación, salvo la curiosidad por los otros seres humanos. Claro está que siempre es más fácil criticar “la paja en el ojo ajeno que en el propio”, aunque este rebose rastrojos. No obstante, de todos es sabido que los lelos y cretinos han existido siempre y persistirán en el tiempo porque no les interesa formarse culturalmente o dedicarle tiempo a su familia, sin vituperar, juzgar o murmurar sobre las personas que habitan en su contorno.
Nuestras sensaciones. El Camino personal debe ser firme, íntegro y equitativo; deberemos obviar las maledicencias que sólo causan infelicidad a quienes las refieren y prestar esmero y deferencia ante los dictámenes de nuestro conocimiento sobre las sensaciones que nos aportan los demás. Hay personas que contagian felicidad y esmerada armonía, mientras que otras infectan al prójimo con sus calumnias y fingimientos. Acerquémonos a las primeras para que su dicha se vincule a nosotros, y distanciémonos de los segundos para que no nos emponzoñen ni inoculen con su inmoralidad e iniquidad mental, ya que nunca serán capaces de salir del obscuro tunel en el que trazan su itinerario vital.