martes, 20 de diciembre de 2016

"PARA GALLINAS Y CAPONES ...A CHAIRA", por Rhodéa Blasón


        “A galiña de Mos” (San Xiao de Mos-Castro de Rey) es una delicia gastronómica que cada vez es más conocida fuera de los límites naturales de A Chaira, no sólo por el impulso publicitario que desde el Concello y vecinos se le otorga, sino que también porque es un artículo culinario de primera calidad y a tener muy en cuenta en las próximas comidas familiares que celebraremos estas Navidades o en cualquier otra fecha señalada en el calendario. En una zona en la que destacamos los típicos y conocidos “capones de Vilalba”, que viajan por el mundo para ser degustados en las mesas más prestigiosas y por grandes personalidades, no podemos obviar en ningún momento “a galiña de Mos” de Castro de Rey que pasito a pasito va adquiriendo cada vez más reconocimientos en establecimientos de restauración y en casas particulares que aprecian su buen sabor.

      Es interesante conocer los productos de nuestra tierra, comprarlos, probarlos en las suculentas y variadas recetas en las que se pueden elaborar y publicitarlos. Ni los “capones” ni la “gallina de Mos” nos defraudarán en ninguna ocasión, porque tienen tan variadas maneras de ser preparados como nuestra imaginación quiera crear. Y son muchas las explotaciones que viven de estos exquisitos productos que deleitan a cualquier paladar, consideración importante a tener en cuenta.


      A Chaira (Lugo) es tierra de excelentes productos autóctonos con cualidades únicas que hacen las delicias de quienes quieren saborear artículos de índole natural, tratados con el máximo cariño y atención por quienes los producen, que se sienten satisfechos de que lleguen a tan diferentes hogares y restaurantes. Por eso, yo, después de probar ambos artículos siempre que puedo, no me canso de repetir que “para gallinas y capones, ...A Chaira, sin dudarlo nunca”.  


jueves, 22 de septiembre de 2016

SEÑORES POLITICOS, por Rhodéa Blasón


        En menos de un año acudimos en dos ocasiones a las urnas para elegir a quién gobierne España durante la próxima legislatura. Pero en las dos elecciones la formación de gobierno fue fallida (no es el momento de explicar por qué). Pero yo vuelvo a lo de siempre, ¿eses señores que se dedican a la política son conscientes de lo que significa representar a los ciudadanos que les confiaron su voto? ¿Se dan cuenta de la cantidad de españoles que mal viven con subsidios de apenas cuatrocientos euros al mes?.

      Al margen de partidos, colores o siglas políticas yo creo que no quieren darse cuenta de lo mal que lo está pasando la ciudadanía. Los discursos que se escucharon en cualquiera de las dos últimas sesiones de investidura no convencen a nadie. El pueblo está harto de que lo amenacen con los consabidos recortes económicos a los pensionistas, funcionarios, educación, sanidad y demás. Los señores políticos cobran sustanciosos emolumentos económicos (algunos por dormir en el parlamento, otros por no asistir a las sesiones y otros por jugar con los aparatos electrónicos que les pagamos los españoles de a pie); estas personas que dicen buscar lo mejor para nosotros incrementan su elevado sueldo participando en distintas comisiones en las que nunca se llega a ningún acuerdo, Tienen de manera gratuita un elevado número de servicios de los que la mayoría de los votantes (que sí los tienen que pagar) no son conscientes de que les son regalados y sus pensiones son vitalicias.

      En el mes de septiembre, en el que todos los padres tenemos que desembolsar una importante cantidad económica para pagar los libros de nuestros hijos, me cansé de escuchar a los políticos reiterando que en España la educación pública es gratuita, ¿en dónde?. La Constitución Española así lo estipula, pero no es verdad. Yo por el libro más económico que compré para mis hijos para una sola asignatura pagué treinta y ocho euros, sumen a esto que la asignatura tenga varios libros, eleven la cantidad del precio según las materias y multiplíquenlo por el número de asignaturas. No hace falta ser matemático para darse cuenta de que, como mínimo, hablamos de cuatrocientos euros, sin contar material escolar. Y, por favor, no se corten, ya puestos, si sus hijos van a la universidad, cuyas matrículas y tasas son excesivamente abusivas y el coste de los libros, y gastos colaterales, en esta etapa es impresionante, miren de hipotecarse porque sino ¿cómo vamos a mantener a nuestros hijos en esta etapa de preparación anterior a la laboral?. ¿Tal vez interesa que los jóvenes no se preparen adquiriendo conocimientos? La Educación es Cultura, y un país que no fomente esta premisa no tiene futuro.

      En esta España en la que vivimos los políticos no se dan cuenta de que los gastos de estudios en la mayoría de los casos los asumen los abuelos, ¿y qué pasa con quién no los tiene? ¡No podrá estudiar!. Si me intentan hablar de becas diré que son un “engañabobos” porque muy pocos estudiantes, a pesar de que tengan buenas notas, llegan a ellas. Pobres abuelos, que pagaron toda una vida para vivir sin preocupaciones en su jubilación y ahora tienen que mantener a los hijos en el paro y a los nietos estudiantes sacando dinero de las ventas de los pocos recursos que pudieron ahorrar durante tantos años. O exquilmando sus excasas pensiones para aportar dinero necesario para que sus nietos tengan la educación que ellos no pudieron tener y que sus padres no pueden mantener por estar en el paro o hipotecados. Estos mayores tienen que hacer tantos números para llegar a final de mes que si piensan en pagar la farmacia no comen o viceversa, y dedican su precariedad a ayudar a hijos y nietos sin poder disfrutar con alegría de la paga por la que tanto lucharon.


       Hablar de educación pública gratuita en un mes en el que la mayoría de las familias españolas tienen que empeñarse para pagar los libros con los que poder dar una educación digna a sus vástagos y vestirlos de cara al invierno me parece una falacia, como muchas cosas más de las que hablan los señores políticos que parecen no darse cuenta de la verdadera gravedad de la situación económica actual.

      Un pueblo sin Educación es manipulable: la Educación es uno de los Derechos Fundamentales que los políticos niegan a nuestros hijos; también lo es comer, tener una vivienda digna, una vejez tranquila y serena, ...pero todo esto no interesa. Es mejor mirar para otro lado; prometer siempre en campaña electoral, pero luego olvidar lo prometido. ¡Las palabras se las lleva el viento! ¿Cuántos años más podremos sobrevivir así?



jueves, 4 de agosto de 2016

ALGUNOS BANCARIOS, por Rhodéa Blasón

No me gusta ir al banco. Lo detesto! Pero creo que mientras existan personas que realicen sus trámites bancarios a través de sus oficinas todavía se conservarán los puestos de trabajo de quienes laboran en ellas. Por eso me obligo a ir, aunque es algo que me resulta fastidioso, porque siempre hay colas, a veces falla la hay línea con internet, cada vez son más frías las oficinas, ...en definitiva, que esperar me supone una enorme pérdida de tiempo y un mayúsculo cansancio emocional. La verdad es que cuando yo acudo durante el invierno a las entidades bancarias con las que hago mis transacciones económicas todo lo anterior viene convenientemente suplido por la persona que me atiende, que me conoce, que hablamos y se atiene únicamente a hacer las operaciones que quiero y que le indico, con eficacia y eficiencia. Pero yo en verano viajo. Viajo mucho. ...Y en esta semana, recién llegada a una gran ciudad, con cansancio adicional y con otro viaje imprevisto a mayores, he tenido que ir a dos oficinas bancarias, de bancos diferentes, en las que he presenciado escenas inusuales: en una de ellas, observé un trato prepotente y faltón hacia las personas mayores mientras esperaba mi turno, podría decir que vejatorio, y, en la otra, una dejadez y desfachatez que raya en la estulticia supina, en ambas por parte de las personas que en ellas trabajan por lo que me he quedado estupefacta. Lo mínimo que tiene que tener una persona que trabaja de cara al público es educación y respeto por los clientes. Nosotros les pagamos el sueldo a los bancarios (gracias a que la entidad trabaja con nuestro dinero y cobra unas comisiones altísimas ellos tienen mensualidad), aunque puedan creer que por que trabajan en un banco son banqueros. Craso error! El banquero es el dueño del banco (persona que no necesita trabajar, con suculentos emolumentos económicos y para el que los que trabajan para él son sólo números) y el bancario no deja de ser el último eslabón de la cadena: es decir, nadie. 
 
Aunque todavía en el siglo XXI haya quien piense que es el no va más ser bancario, casi un “funcionario”, quedan muchos que no tienen estudios y que fueron enchufados cuando dar trabajos a dedo era corriente. También los hay sin escrúpulos y sin empatía por las personas que tienen enfrente. Pero hoy, que todos accedemos a la banca electrónica desde dónde queremos y cuándo nos apetece, no se dan cuenta de que sus oficios (bancarios, meros oficinistas) penden de un hilo. Es patético que en una de esas oficinas que nombraba en párrafos anteriores una señorita muy bien plantada detrás del mostrador pero totalmente inepta, no le importe hacer perder en una operación casi mil euros a un cliente y que, al darse cuenta, trate de vendarle los ojos ofreciéndole un seguro ¡nada menos que de decesos! como si le estuviese regalando algo. Al final tuvo que mediar el director porque ella tenía más que decir que el pobre señor. No sé cómo arreglarían en el despacho direccional porque directores conciliadores hay pocos, otros están cansados de pedir disculpas por el mal hacer de sus subordinados y otros sólo son presenciales, ni relaciones públicas (¿qué es eso?), ni les importa empatizar con los usuarios, permanecen escondidos en sus cubículos haciendo que hacen y sin hacer nada en realidad. La cruel realidad se impone siempre y a quienes ya tenemos una edad nos hace recordar a aquellos trabajadores de banca que en pantalón y camisa visitaban a "puerta fría" las casas de los potenciales clientes, dando la cara y ofreciendo su reputación como aval para conseguir incrementar el número de apertura de cuentas de ahorro. Me pregunto cómo hacían los bancarios hace cuarenta años, cuando tenían que buscar clientes, convencerlos para trabajar en el banco que representaban (tarea ardua difícil), cobraban, pagaban y puntuaban cada operación a mano, es decir, con lápiz y papel, y con una eficacia digna de admirar. Fidelizaban a cada persona que se prestaba a trabajar con ellos: esos bancarios se convertían en el banco, tenías un apuro y te ayudaban a solventarlo, los llamabas un domingo y acudían. Daban la cara! Estaban siempre al pie del cañón para no perder a las personas que depositaban su confianza en ellos. ...Y eran serios, muy serios. Hoy, muchos de los que trabajan en los bancos, dejan en pésima situación el excelente trabajo realizado por sus antecesores escondiendo la cabeza detrás de la pantalla del ordenador, como si fuesen avestruces. No mirando a la gente que hace colas, es más, no les interesa para nada personalizar el trato con quien tiene el dinero en su banco. No tienen respeto por ellos, véase sino el caso de las famosas “preferentes” vendidas por seres trajeados a personas mayores, en la mayoría de los casos dejándoles sin los ahorros de sus vidas, o el de los "depósitos basura" (¿les gustaría que se engañase así a sus padres o abuelos?). Y, lo peor, es que no hay síntomas de arrepentimiento alguno. Afortunadamente no son todos así, pero siempre paga justo por pecador. Aunque los que no son así, tienen que estar a las órdenes de los que sí lo son. Es una pena!
Reitero que cada vez somos menos las personas que utilizamos el banco físicamente, ya que la banca online por fortuna está al alcance de todos y, por suerte, se impone con fuerza. Una vez se cierren todas las oficinas, que tal como evoluciona la sociedad será pronto, veremos qué ocurre con la cantidad de personas que trabajan en algunos bancos y que no saben en donde tienen la mano derecha, aunque a ellos les parezca que sí. A algunos no les importa porque piensan cobrar indemnizaciones millonarias, pero yo no me fiaría tal y como están los tiempos de convulsos. El banquero no tiene nada que perder y si puede despedir sin indemnizar lo hará, siempre que lo ampare la ley. Bancarios, no hay peor ciego que el que no quiere ver!!!


lunes, 1 de agosto de 2016

LA ENVIDIA, ¿SANA O NOCIVA?, por Rhodéa Blasón

           Cuánto se puede hablar sobre la envidia! Podríamos llenar inmensidad de páginas con referencias argumentando sobre si la tristeza sobre los bienes ajenos existe, es buena o mala, al tipo de personas que puede afectar, si consiguen ser más felices que el prójimo, ...aunque no descubriríamos nada nuevo, pero sí muchos lectores de estas líneas identificarían a personajes cotidianos que se pudiesen encasillar en esos términos: “ENVIDIOSOS”. Evidentemente, todos en este mundo hemos conocido a personas celosas patológicas, hemos hecho vida social con ellas, incluso trabajado sin percances, pero descubriendo que quienes sufren de este padecimiento son tristes, muy desdichados y, que en mi opinión, ni son totalmente libres ni felices. Anhelar continuamente los bienes o los éxitos de sus semejantes es un grave padecimiento que corroe por dentro a quien lo sobrelleva.

           Llegados a este punto podríamos deducir que, observando, vemos como la envidia enferma a quien le angustia el corazón y la mente, haciéndole apartarse incluso de la realidad habitual, familiar y social. Un prestigioso siquiatra forense y escritor madrileño al que me une una gran amistad reitera a menudo que “las desgracias las provocan la envidia, los celos y la ignorancia”. Y yo estoy de acuerdo. Un padecimiento tan grave que impide ser feliz a quien lo vive no puede ser sano en ninguno de los casos y sí tan nocivo como la más malsana y maligna de las drogas que existen en nuestra humanidad.


           Lo peor de todo es que los seres poseídos enteramente de esta gran lacra social hacen infelices a sus familiares más cercanos que ven como se consumen soñando con lo que no pueden tener. Es como el cuento de “La Lechera” que sueña y sueña con lo inalcanzable para ella. Aprendamos a ser felices con lo que tenemos, sonriamos a la vida y enfrentémonos a ella con valentía no con recelos perniciosos y malévolos.


martes, 12 de julio de 2016

ADIOS AGUSTIN FERNANDEZ PAZ, por Rhodéa Blasón


    Hoy desayunaba con una llamada telefónica que me anunciaba la muerte de Agustín Fernández Paz (D.E.P.), gran escritor, amigo, compañero de letras y vecino de Vilalba. Fue un día entristecido para mí, porque, además, por causas personales, me dolió más recibir una noticia así. Agustín Fernández Paz era un referente importante de las letras gallegas, un Maestro de vida en la más amplia acepción que de la palabra maestro realiza el diccionario de la Real Academia Española. Enseñó a generaciones de alumnos a amar la lectura y la literatura en general, pero por encima de todo la gallega; a sus vecinos y amigos nos instruyó, sin quererlo, pero como buen enseñante que era, a conocer el valor de la palabra, a saber cómo utilizarla y a destacar que el idioma gallego debía ser conocido y hablado por los gallegos.
    Agustín, un hombre demasiado joven para morir, era dado a sentarse en una silla, sobre un lado y con las piernas cruzadas. Escuchaba incansable a quien le hablaba y argumentaba con pasión sobre cualquier tema del que se mantuviese una tertulia con él, aunque nosotros siempre acabábamos hablando de libros, nuestra gran pasión común. De carácter afable y cuerpo menudo, en su semblante siempre aparecía una amplia sonrisa cuando me reconocía. Este incansable escritor, gran conversador y reconocido con innumerables premios más que merecidos, escribía sin parar y de él aprendí concienzudamente a llenar multitud de libretas con tramas y personajes que se me van ocurriendo, para luego pulirlos para mis libros. Una de sus frases favoritas para mí era cuando me decía: “la inspiración no existe para quien no la trabaja”. El es ejemplo de un gran trabajador de las letras para todos los escritores que le conocíamos o para quienes hayan leído sus libros. Le gustaba visitar los colegios y seguir en contacto con la juventud. Mis hijos tienen todos sus libros firmados de su puño y letra y serán guardados como tesoros.

   
Gracias Agustín Fernández Paz por tantos momentos inolvidables en los que tanto aprendí de literatura hablando contigo, del amor por las cosas más insignificantes, por ser un vecino humilde y cariñoso con todos los habitantes de A Chaira, en especial de Vilalba, en donde tú naciste y yo me crié. Gracias por tus grandes obras que leerán con pasión las generaciones venideras. Y un fuerte y cariñoso abrazo para tu familia por tan grave pérdida. Ha sido todo un honor conocerte.

jueves, 23 de junio de 2016

UNA NOCHE MAGICA, por Rhodéa Blasón


    La noche de San Juan es una celebración mágica. Las lenguas de fuego de las hogueras se convierten en las siluetas de los más variopintos personajes míticos: todas las personas vemos algo diferente mirando con fijeza brillar y bailar las llamas de las fogatas. Es una fiesta ancestral que invita a los mozos a saltar la lumbre delante de su moza amada, a quemar alguna prenda de ropa para pedir salud o dejar en remojo agua con pétalos de rosa al sereno para lavar la cara a la mañana siguiente con ella para no envejecer.

    Existen muchas leyendas en torno a la fiesta de las hogueras del día de San Juan y se festeja en barrios y poblaciones muy dispares, siempre teniendo como protagonista al fuego. Desde semanas antes al festejo se van acumulando maderas en forma de pico, con el fin de conseguir cada año una pira más grande que el anterior y disfrutar del calor del fuego con la familia y los amigos dando buena cuenta de ricas y opíparas viandas.

    Las hogueras de San Juan tienen lugar la víspera de la fiesta del Santo (la noche del 23 al 24 de junio) y, cuenta la tradición que coinciden principalmente con la llegada del solsticio de verano, momento en el que se encendían fuegos al aire libre que tenían como finalidad darle más fuerza al sol, ya que a partir de ese momento los días comienzan a hacerse con lentitud más cortos hasta la llegada del solsticio de invierno. Ese fuego encendido además purificaba el alma de aquellos que lo contemplaban.

    Yo tengo la inmensa suerte de ver fogatas enormes desde mi ventana: me gusta mirar al fuego y me gustan los ritos que se celebran en torno a sus llamas. Yo sólo le pido salud para los míos y para mí, ya que envejecer es ley de vida y mozo ya tengo. Hasta este momento, aunque nunca he saltado las brasas ni quemado mi ropa, me han concedido mi más preciado deseo y un año más reincido en la petición de que mi familia se mantenga sana.


    Hoy, en la noche, con la plenitud de la luna llena y la luz que emanará de las hogueras de San Juan recordaré los cuentos y leyendas que en una noche como esta me relataba siempre una persona muy querida para mí, y que por desgracia ya no está conmigo. Este ser, tan importante en mi vida, me alumbrará con fuerza desde dónde se encuentre y me guiará en la vida como hasta ahora ha hecho. Yo contaré sus relatos hoy a mis hijos para que sepan que uno de sus antepasados, al que no han tenido el placer de conocer, vivía esta noche como algo mágico, mientras recordaba a sus padres Juan y Juana.


miércoles, 22 de junio de 2016

FALTA DE COMPROMISO, por Rhodéa Blasón

    “Dale a un necio un pirulí y creerá que es una varita mágica. ¡Cuántos ceporros existen que piensan que son los mejores ilusionistas del mundo!”
    Tal vez en este inocente enunciado podamos sintetizar la dejadez y la apatía que rodean a la sociedad que nos ha tocado vivir. Una humanidad agonizante que parece no importarle de forma real a nadie, salvo a quien padece la merma de sus derechos más básicos: derecho a una vivienda digna, derecho al trabajo, derecho a la igualdad, derecho a la integridad física y moral (muchos de nuestros niños y personas mayores carecen totalmente de esta justicia), sería inacabable la lista de los derechos que son menoscabados a nuestras libertades, tantas de ellas inexistentes en la actualidad.
    Frente a las personas tan desanimadas por una convulsión social que afecta de manera grave y absoluta siempre a los mismos, a los más débiles y desamparados, y que no tiene visos inminentes de renovarse, proliferan prestigitadores de la palabra que hacen creer a una sociedad sumisa y empobrecida culturalmente que la van a salvar de su aletargamiento.
    No he oído a nadie decir que va a erradicar el hambre en nuestro país (todos conocemos casos cercanos que nos hacen doler el corazón), ni que se equipararán sueldos para que no exista tanta desigualdad económica, ni que se inyectarán recursos para volver a disponer de las tan necesarias líneas de investigación para luchar eficazmente contra innumerables enfermedades y que fueron clausuradas por los recortes sufridos en ámbitos tan necesarios para garantizar una mayor calidad de vida a los enfermos que las padecen, ni que habrá más recursos sanitarios ni educacionales, ni tantos elementos cotidianos que me parecen de vital importancia para el vital funcionamiento de nuestro país.
     Una sociedad cansada de escuchar una y otra vez los mismos discursos y que no se ejecuten las promesas en las que pusieron su confianza, se aburre. Y el hastío y la apatía social y colectivos pueden dar lugar a “caldos de cultivo” que nadie desearíamos tener que soportar. Es tedioso ver que quien promete no tiene compromiso ni responsabilidad alguna con el pueblo que se desanima al ver que las promesas no son cumplidas en ninguna ocasión.