martes, 20 de diciembre de 2016

"PARA GALLINAS Y CAPONES ...A CHAIRA", por Rhodéa Blasón


        “A galiña de Mos” (San Xiao de Mos-Castro de Rey) es una delicia gastronómica que cada vez es más conocida fuera de los límites naturales de A Chaira, no sólo por el impulso publicitario que desde el Concello y vecinos se le otorga, sino que también porque es un artículo culinario de primera calidad y a tener muy en cuenta en las próximas comidas familiares que celebraremos estas Navidades o en cualquier otra fecha señalada en el calendario. En una zona en la que destacamos los típicos y conocidos “capones de Vilalba”, que viajan por el mundo para ser degustados en las mesas más prestigiosas y por grandes personalidades, no podemos obviar en ningún momento “a galiña de Mos” de Castro de Rey que pasito a pasito va adquiriendo cada vez más reconocimientos en establecimientos de restauración y en casas particulares que aprecian su buen sabor.

      Es interesante conocer los productos de nuestra tierra, comprarlos, probarlos en las suculentas y variadas recetas en las que se pueden elaborar y publicitarlos. Ni los “capones” ni la “gallina de Mos” nos defraudarán en ninguna ocasión, porque tienen tan variadas maneras de ser preparados como nuestra imaginación quiera crear. Y son muchas las explotaciones que viven de estos exquisitos productos que deleitan a cualquier paladar, consideración importante a tener en cuenta.


      A Chaira (Lugo) es tierra de excelentes productos autóctonos con cualidades únicas que hacen las delicias de quienes quieren saborear artículos de índole natural, tratados con el máximo cariño y atención por quienes los producen, que se sienten satisfechos de que lleguen a tan diferentes hogares y restaurantes. Por eso, yo, después de probar ambos artículos siempre que puedo, no me canso de repetir que “para gallinas y capones, ...A Chaira, sin dudarlo nunca”.  


jueves, 22 de septiembre de 2016

SEÑORES POLITICOS, por Rhodéa Blasón


        En menos de un año acudimos en dos ocasiones a las urnas para elegir a quién gobierne España durante la próxima legislatura. Pero en las dos elecciones la formación de gobierno fue fallida (no es el momento de explicar por qué). Pero yo vuelvo a lo de siempre, ¿eses señores que se dedican a la política son conscientes de lo que significa representar a los ciudadanos que les confiaron su voto? ¿Se dan cuenta de la cantidad de españoles que mal viven con subsidios de apenas cuatrocientos euros al mes?.

      Al margen de partidos, colores o siglas políticas yo creo que no quieren darse cuenta de lo mal que lo está pasando la ciudadanía. Los discursos que se escucharon en cualquiera de las dos últimas sesiones de investidura no convencen a nadie. El pueblo está harto de que lo amenacen con los consabidos recortes económicos a los pensionistas, funcionarios, educación, sanidad y demás. Los señores políticos cobran sustanciosos emolumentos económicos (algunos por dormir en el parlamento, otros por no asistir a las sesiones y otros por jugar con los aparatos electrónicos que les pagamos los españoles de a pie); estas personas que dicen buscar lo mejor para nosotros incrementan su elevado sueldo participando en distintas comisiones en las que nunca se llega a ningún acuerdo, Tienen de manera gratuita un elevado número de servicios de los que la mayoría de los votantes (que sí los tienen que pagar) no son conscientes de que les son regalados y sus pensiones son vitalicias.

      En el mes de septiembre, en el que todos los padres tenemos que desembolsar una importante cantidad económica para pagar los libros de nuestros hijos, me cansé de escuchar a los políticos reiterando que en España la educación pública es gratuita, ¿en dónde?. La Constitución Española así lo estipula, pero no es verdad. Yo por el libro más económico que compré para mis hijos para una sola asignatura pagué treinta y ocho euros, sumen a esto que la asignatura tenga varios libros, eleven la cantidad del precio según las materias y multiplíquenlo por el número de asignaturas. No hace falta ser matemático para darse cuenta de que, como mínimo, hablamos de cuatrocientos euros, sin contar material escolar. Y, por favor, no se corten, ya puestos, si sus hijos van a la universidad, cuyas matrículas y tasas son excesivamente abusivas y el coste de los libros, y gastos colaterales, en esta etapa es impresionante, miren de hipotecarse porque sino ¿cómo vamos a mantener a nuestros hijos en esta etapa de preparación anterior a la laboral?. ¿Tal vez interesa que los jóvenes no se preparen adquiriendo conocimientos? La Educación es Cultura, y un país que no fomente esta premisa no tiene futuro.

      En esta España en la que vivimos los políticos no se dan cuenta de que los gastos de estudios en la mayoría de los casos los asumen los abuelos, ¿y qué pasa con quién no los tiene? ¡No podrá estudiar!. Si me intentan hablar de becas diré que son un “engañabobos” porque muy pocos estudiantes, a pesar de que tengan buenas notas, llegan a ellas. Pobres abuelos, que pagaron toda una vida para vivir sin preocupaciones en su jubilación y ahora tienen que mantener a los hijos en el paro y a los nietos estudiantes sacando dinero de las ventas de los pocos recursos que pudieron ahorrar durante tantos años. O exquilmando sus excasas pensiones para aportar dinero necesario para que sus nietos tengan la educación que ellos no pudieron tener y que sus padres no pueden mantener por estar en el paro o hipotecados. Estos mayores tienen que hacer tantos números para llegar a final de mes que si piensan en pagar la farmacia no comen o viceversa, y dedican su precariedad a ayudar a hijos y nietos sin poder disfrutar con alegría de la paga por la que tanto lucharon.


       Hablar de educación pública gratuita en un mes en el que la mayoría de las familias españolas tienen que empeñarse para pagar los libros con los que poder dar una educación digna a sus vástagos y vestirlos de cara al invierno me parece una falacia, como muchas cosas más de las que hablan los señores políticos que parecen no darse cuenta de la verdadera gravedad de la situación económica actual.

      Un pueblo sin Educación es manipulable: la Educación es uno de los Derechos Fundamentales que los políticos niegan a nuestros hijos; también lo es comer, tener una vivienda digna, una vejez tranquila y serena, ...pero todo esto no interesa. Es mejor mirar para otro lado; prometer siempre en campaña electoral, pero luego olvidar lo prometido. ¡Las palabras se las lleva el viento! ¿Cuántos años más podremos sobrevivir así?



jueves, 4 de agosto de 2016

ALGUNOS BANCARIOS, por Rhodéa Blasón

No me gusta ir al banco. Lo detesto! Pero creo que mientras existan personas que realicen sus trámites bancarios a través de sus oficinas todavía se conservarán los puestos de trabajo de quienes laboran en ellas. Por eso me obligo a ir, aunque es algo que me resulta fastidioso, porque siempre hay colas, a veces falla la hay línea con internet, cada vez son más frías las oficinas, ...en definitiva, que esperar me supone una enorme pérdida de tiempo y un mayúsculo cansancio emocional. La verdad es que cuando yo acudo durante el invierno a las entidades bancarias con las que hago mis transacciones económicas todo lo anterior viene convenientemente suplido por la persona que me atiende, que me conoce, que hablamos y se atiene únicamente a hacer las operaciones que quiero y que le indico, con eficacia y eficiencia. Pero yo en verano viajo. Viajo mucho. ...Y en esta semana, recién llegada a una gran ciudad, con cansancio adicional y con otro viaje imprevisto a mayores, he tenido que ir a dos oficinas bancarias, de bancos diferentes, en las que he presenciado escenas inusuales: en una de ellas, observé un trato prepotente y faltón hacia las personas mayores mientras esperaba mi turno, podría decir que vejatorio, y, en la otra, una dejadez y desfachatez que raya en la estulticia supina, en ambas por parte de las personas que en ellas trabajan por lo que me he quedado estupefacta. Lo mínimo que tiene que tener una persona que trabaja de cara al público es educación y respeto por los clientes. Nosotros les pagamos el sueldo a los bancarios (gracias a que la entidad trabaja con nuestro dinero y cobra unas comisiones altísimas ellos tienen mensualidad), aunque puedan creer que por que trabajan en un banco son banqueros. Craso error! El banquero es el dueño del banco (persona que no necesita trabajar, con suculentos emolumentos económicos y para el que los que trabajan para él son sólo números) y el bancario no deja de ser el último eslabón de la cadena: es decir, nadie. 
 
Aunque todavía en el siglo XXI haya quien piense que es el no va más ser bancario, casi un “funcionario”, quedan muchos que no tienen estudios y que fueron enchufados cuando dar trabajos a dedo era corriente. También los hay sin escrúpulos y sin empatía por las personas que tienen enfrente. Pero hoy, que todos accedemos a la banca electrónica desde dónde queremos y cuándo nos apetece, no se dan cuenta de que sus oficios (bancarios, meros oficinistas) penden de un hilo. Es patético que en una de esas oficinas que nombraba en párrafos anteriores una señorita muy bien plantada detrás del mostrador pero totalmente inepta, no le importe hacer perder en una operación casi mil euros a un cliente y que, al darse cuenta, trate de vendarle los ojos ofreciéndole un seguro ¡nada menos que de decesos! como si le estuviese regalando algo. Al final tuvo que mediar el director porque ella tenía más que decir que el pobre señor. No sé cómo arreglarían en el despacho direccional porque directores conciliadores hay pocos, otros están cansados de pedir disculpas por el mal hacer de sus subordinados y otros sólo son presenciales, ni relaciones públicas (¿qué es eso?), ni les importa empatizar con los usuarios, permanecen escondidos en sus cubículos haciendo que hacen y sin hacer nada en realidad. La cruel realidad se impone siempre y a quienes ya tenemos una edad nos hace recordar a aquellos trabajadores de banca que en pantalón y camisa visitaban a "puerta fría" las casas de los potenciales clientes, dando la cara y ofreciendo su reputación como aval para conseguir incrementar el número de apertura de cuentas de ahorro. Me pregunto cómo hacían los bancarios hace cuarenta años, cuando tenían que buscar clientes, convencerlos para trabajar en el banco que representaban (tarea ardua difícil), cobraban, pagaban y puntuaban cada operación a mano, es decir, con lápiz y papel, y con una eficacia digna de admirar. Fidelizaban a cada persona que se prestaba a trabajar con ellos: esos bancarios se convertían en el banco, tenías un apuro y te ayudaban a solventarlo, los llamabas un domingo y acudían. Daban la cara! Estaban siempre al pie del cañón para no perder a las personas que depositaban su confianza en ellos. ...Y eran serios, muy serios. Hoy, muchos de los que trabajan en los bancos, dejan en pésima situación el excelente trabajo realizado por sus antecesores escondiendo la cabeza detrás de la pantalla del ordenador, como si fuesen avestruces. No mirando a la gente que hace colas, es más, no les interesa para nada personalizar el trato con quien tiene el dinero en su banco. No tienen respeto por ellos, véase sino el caso de las famosas “preferentes” vendidas por seres trajeados a personas mayores, en la mayoría de los casos dejándoles sin los ahorros de sus vidas, o el de los "depósitos basura" (¿les gustaría que se engañase así a sus padres o abuelos?). Y, lo peor, es que no hay síntomas de arrepentimiento alguno. Afortunadamente no son todos así, pero siempre paga justo por pecador. Aunque los que no son así, tienen que estar a las órdenes de los que sí lo son. Es una pena!
Reitero que cada vez somos menos las personas que utilizamos el banco físicamente, ya que la banca online por fortuna está al alcance de todos y, por suerte, se impone con fuerza. Una vez se cierren todas las oficinas, que tal como evoluciona la sociedad será pronto, veremos qué ocurre con la cantidad de personas que trabajan en algunos bancos y que no saben en donde tienen la mano derecha, aunque a ellos les parezca que sí. A algunos no les importa porque piensan cobrar indemnizaciones millonarias, pero yo no me fiaría tal y como están los tiempos de convulsos. El banquero no tiene nada que perder y si puede despedir sin indemnizar lo hará, siempre que lo ampare la ley. Bancarios, no hay peor ciego que el que no quiere ver!!!


lunes, 1 de agosto de 2016

LA ENVIDIA, ¿SANA O NOCIVA?, por Rhodéa Blasón

           Cuánto se puede hablar sobre la envidia! Podríamos llenar inmensidad de páginas con referencias argumentando sobre si la tristeza sobre los bienes ajenos existe, es buena o mala, al tipo de personas que puede afectar, si consiguen ser más felices que el prójimo, ...aunque no descubriríamos nada nuevo, pero sí muchos lectores de estas líneas identificarían a personajes cotidianos que se pudiesen encasillar en esos términos: “ENVIDIOSOS”. Evidentemente, todos en este mundo hemos conocido a personas celosas patológicas, hemos hecho vida social con ellas, incluso trabajado sin percances, pero descubriendo que quienes sufren de este padecimiento son tristes, muy desdichados y, que en mi opinión, ni son totalmente libres ni felices. Anhelar continuamente los bienes o los éxitos de sus semejantes es un grave padecimiento que corroe por dentro a quien lo sobrelleva.

           Llegados a este punto podríamos deducir que, observando, vemos como la envidia enferma a quien le angustia el corazón y la mente, haciéndole apartarse incluso de la realidad habitual, familiar y social. Un prestigioso siquiatra forense y escritor madrileño al que me une una gran amistad reitera a menudo que “las desgracias las provocan la envidia, los celos y la ignorancia”. Y yo estoy de acuerdo. Un padecimiento tan grave que impide ser feliz a quien lo vive no puede ser sano en ninguno de los casos y sí tan nocivo como la más malsana y maligna de las drogas que existen en nuestra humanidad.


           Lo peor de todo es que los seres poseídos enteramente de esta gran lacra social hacen infelices a sus familiares más cercanos que ven como se consumen soñando con lo que no pueden tener. Es como el cuento de “La Lechera” que sueña y sueña con lo inalcanzable para ella. Aprendamos a ser felices con lo que tenemos, sonriamos a la vida y enfrentémonos a ella con valentía no con recelos perniciosos y malévolos.


martes, 12 de julio de 2016

ADIOS AGUSTIN FERNANDEZ PAZ, por Rhodéa Blasón


    Hoy desayunaba con una llamada telefónica que me anunciaba la muerte de Agustín Fernández Paz (D.E.P.), gran escritor, amigo, compañero de letras y vecino de Vilalba. Fue un día entristecido para mí, porque, además, por causas personales, me dolió más recibir una noticia así. Agustín Fernández Paz era un referente importante de las letras gallegas, un Maestro de vida en la más amplia acepción que de la palabra maestro realiza el diccionario de la Real Academia Española. Enseñó a generaciones de alumnos a amar la lectura y la literatura en general, pero por encima de todo la gallega; a sus vecinos y amigos nos instruyó, sin quererlo, pero como buen enseñante que era, a conocer el valor de la palabra, a saber cómo utilizarla y a destacar que el idioma gallego debía ser conocido y hablado por los gallegos.
    Agustín, un hombre demasiado joven para morir, era dado a sentarse en una silla, sobre un lado y con las piernas cruzadas. Escuchaba incansable a quien le hablaba y argumentaba con pasión sobre cualquier tema del que se mantuviese una tertulia con él, aunque nosotros siempre acabábamos hablando de libros, nuestra gran pasión común. De carácter afable y cuerpo menudo, en su semblante siempre aparecía una amplia sonrisa cuando me reconocía. Este incansable escritor, gran conversador y reconocido con innumerables premios más que merecidos, escribía sin parar y de él aprendí concienzudamente a llenar multitud de libretas con tramas y personajes que se me van ocurriendo, para luego pulirlos para mis libros. Una de sus frases favoritas para mí era cuando me decía: “la inspiración no existe para quien no la trabaja”. El es ejemplo de un gran trabajador de las letras para todos los escritores que le conocíamos o para quienes hayan leído sus libros. Le gustaba visitar los colegios y seguir en contacto con la juventud. Mis hijos tienen todos sus libros firmados de su puño y letra y serán guardados como tesoros.

   
Gracias Agustín Fernández Paz por tantos momentos inolvidables en los que tanto aprendí de literatura hablando contigo, del amor por las cosas más insignificantes, por ser un vecino humilde y cariñoso con todos los habitantes de A Chaira, en especial de Vilalba, en donde tú naciste y yo me crié. Gracias por tus grandes obras que leerán con pasión las generaciones venideras. Y un fuerte y cariñoso abrazo para tu familia por tan grave pérdida. Ha sido todo un honor conocerte.

jueves, 23 de junio de 2016

UNA NOCHE MAGICA, por Rhodéa Blasón


    La noche de San Juan es una celebración mágica. Las lenguas de fuego de las hogueras se convierten en las siluetas de los más variopintos personajes míticos: todas las personas vemos algo diferente mirando con fijeza brillar y bailar las llamas de las fogatas. Es una fiesta ancestral que invita a los mozos a saltar la lumbre delante de su moza amada, a quemar alguna prenda de ropa para pedir salud o dejar en remojo agua con pétalos de rosa al sereno para lavar la cara a la mañana siguiente con ella para no envejecer.

    Existen muchas leyendas en torno a la fiesta de las hogueras del día de San Juan y se festeja en barrios y poblaciones muy dispares, siempre teniendo como protagonista al fuego. Desde semanas antes al festejo se van acumulando maderas en forma de pico, con el fin de conseguir cada año una pira más grande que el anterior y disfrutar del calor del fuego con la familia y los amigos dando buena cuenta de ricas y opíparas viandas.

    Las hogueras de San Juan tienen lugar la víspera de la fiesta del Santo (la noche del 23 al 24 de junio) y, cuenta la tradición que coinciden principalmente con la llegada del solsticio de verano, momento en el que se encendían fuegos al aire libre que tenían como finalidad darle más fuerza al sol, ya que a partir de ese momento los días comienzan a hacerse con lentitud más cortos hasta la llegada del solsticio de invierno. Ese fuego encendido además purificaba el alma de aquellos que lo contemplaban.

    Yo tengo la inmensa suerte de ver fogatas enormes desde mi ventana: me gusta mirar al fuego y me gustan los ritos que se celebran en torno a sus llamas. Yo sólo le pido salud para los míos y para mí, ya que envejecer es ley de vida y mozo ya tengo. Hasta este momento, aunque nunca he saltado las brasas ni quemado mi ropa, me han concedido mi más preciado deseo y un año más reincido en la petición de que mi familia se mantenga sana.


    Hoy, en la noche, con la plenitud de la luna llena y la luz que emanará de las hogueras de San Juan recordaré los cuentos y leyendas que en una noche como esta me relataba siempre una persona muy querida para mí, y que por desgracia ya no está conmigo. Este ser, tan importante en mi vida, me alumbrará con fuerza desde dónde se encuentre y me guiará en la vida como hasta ahora ha hecho. Yo contaré sus relatos hoy a mis hijos para que sepan que uno de sus antepasados, al que no han tenido el placer de conocer, vivía esta noche como algo mágico, mientras recordaba a sus padres Juan y Juana.


miércoles, 22 de junio de 2016

FALTA DE COMPROMISO, por Rhodéa Blasón

    “Dale a un necio un pirulí y creerá que es una varita mágica. ¡Cuántos ceporros existen que piensan que son los mejores ilusionistas del mundo!”
    Tal vez en este inocente enunciado podamos sintetizar la dejadez y la apatía que rodean a la sociedad que nos ha tocado vivir. Una humanidad agonizante que parece no importarle de forma real a nadie, salvo a quien padece la merma de sus derechos más básicos: derecho a una vivienda digna, derecho al trabajo, derecho a la igualdad, derecho a la integridad física y moral (muchos de nuestros niños y personas mayores carecen totalmente de esta justicia), sería inacabable la lista de los derechos que son menoscabados a nuestras libertades, tantas de ellas inexistentes en la actualidad.
    Frente a las personas tan desanimadas por una convulsión social que afecta de manera grave y absoluta siempre a los mismos, a los más débiles y desamparados, y que no tiene visos inminentes de renovarse, proliferan prestigitadores de la palabra que hacen creer a una sociedad sumisa y empobrecida culturalmente que la van a salvar de su aletargamiento.
    No he oído a nadie decir que va a erradicar el hambre en nuestro país (todos conocemos casos cercanos que nos hacen doler el corazón), ni que se equipararán sueldos para que no exista tanta desigualdad económica, ni que se inyectarán recursos para volver a disponer de las tan necesarias líneas de investigación para luchar eficazmente contra innumerables enfermedades y que fueron clausuradas por los recortes sufridos en ámbitos tan necesarios para garantizar una mayor calidad de vida a los enfermos que las padecen, ni que habrá más recursos sanitarios ni educacionales, ni tantos elementos cotidianos que me parecen de vital importancia para el vital funcionamiento de nuestro país.
     Una sociedad cansada de escuchar una y otra vez los mismos discursos y que no se ejecuten las promesas en las que pusieron su confianza, se aburre. Y el hastío y la apatía social y colectivos pueden dar lugar a “caldos de cultivo” que nadie desearíamos tener que soportar. Es tedioso ver que quien promete no tiene compromiso ni responsabilidad alguna con el pueblo que se desanima al ver que las promesas no son cumplidas en ninguna ocasión.


martes, 17 de mayo de 2016

Manuel María, “o poeta da Terra Cha”, por Rhodéa Blasón


Para quienes hemos conocido en vida al literato Manuel María siempre permaneceremos marcados por la aguda y firme mirada de sus escrutadores e inquietos ojos, y por la altura de su figura y la elegancia de su porte; cuando hablaba, escuchabas como de cada palabra hacía poesía: musicalizaba la naturaleza, el amor, la cultura, la sociedad, el arte, las tradicciones, …¡Todo lo que sus ojos veían y su mente pensaba! Sin dudarlo, para todos los chairegos Manuel María permanecerá en nuestras mentes como el “Poeta de A Terra Cha” y nos sentimos orgullosos de que el Día das Letras Galegas 2016 le sea dedicado a él. ¡Lo consiguió por méritos propios!
Manuel María era natural de Outeiro de Rey, vivió la mayor parte de su vida en Monforte de Lemos, localidad en la que trabajó como procurador de los tribunales, compatibilizándolo con la literatura, y la muerte le sorprendió en La Coruña. Su carrera literaria se inició precozmente en Lugo junto a Anxel Fole, Luis Pimentel, Juan RofCodina, …descubriendo junto a ellos la realidad social gallega de la época, tanto del país como la de los exiliados en el extranjero. En las tertulias del café Méndez Núñez, junto a los intelectuales que allí se reunían, tuvo consciencia del gallegismo y, a partir de ese momento y hasta su deceso, no cejó en su empeño de recuperar la rica cultura gallega, siempre a través de sus libros, de sus conferencias y de su representativa asistencia a actos sociales vinculados con las tradicciones y la cultura.
A pesar de su semblante serio, Manuel María era un hábil conversador que creía firmemente que con las palabras, bien utilizadas, “podemos cambiar el rumbo de los acontecimientos de la historia”. Podías pasar horas escuchándole hablar amenamente, con su voz arrulladora, y tenía la virtud de saber “sisar” a su público maravillosas sonrisas con su peculiar sentido del humor.

domingo, 1 de mayo de 2016

EL AMOR DE UNA MADRE, por Rhodéa Blasón



    La conmemoración del Día de la Madre se celebra cada año el primer domingo de mayo, aunque a lo largo de la historia se ha variado la fecha por motivos casi siempre comerciales. Evidentemente, las Madres deben de tener un día que compartir rodeadas por sus seres más queridos, lo que las llena de dicha e ilusión. Pero no olvidemos que una Madre lo es a jornada completa durante los trescientos sesenta y cinco días del año y sin pedir nada a cambio salvo ver la felicidad de sus amados retoños. Las costumbres se van perdiendo y con ellas muchas de las reuniones familiares alrededor de madres y abuelas, las proles se van independizando con causas estudiantiles, profesionales o por la formación de una propia rama familiar y estar cerca un día concreto del año, es en demasiadas ocasiones, inviable.
    Lo que no debemos olvidar nunca es que una Madre siempre tiene presentes a sus vástagos, por muchos kilómetros que los separen de ella o aunque estén cerca; llora sus penas y ríe sus alegrías; es capaz de mecer a su prole con el brillo de sus ojos, acariciarlos con su sonrisa y mimarlos cuando están enfermos, por muy adultos que sean. Una Madre sufre todos los días, manteniendo la unidad familiar compacta, porque la vida de sus hijos sea un poco mejor, por el presente y por el futuro, escucha y entiende, aunque las diferencias generacionales hagan creer a los jóvenes que no es así. Una Madre puede estar cansada, enferma, angustiada, triste, enfadada, sufrida, …pero siempre busca conciliar con sus seres más queridos anteponiendo sus propias necesidades y deseos a los de ellos. Nadie entiende a un hijo mejor que una Madre. Lee en sus luceros y en sus gestos como en un libro abierto, aunque nadie lo crea. Sus silencios son las “palabras” más agrias y duras que una verdadera Madre puede recibir.
    ¿Cuántas cosas buenas se pueden decir de una Madre? Siempre nos quedaríamos demasiado cortos. ¡Cuánto calla Ella! Lo triste es que nunca nos damos cuenta de lo Grande que puede llegar a ser su corazón hasta que, por desgracia, ya no está con nosotros. Ante su falta, es cuando valoramos de verdad todo lo que llegaba a hacer en nuestro beneficio, porque nuestra existencia fuese mejor, porque no nos faltase de nada y por alegrarnos la vida.
   
Madres, Padres, Abuelas y Abuelos, cuidadores de retoños con amor, pasión y esfuerzo, a quienes no les valoramos nunca lo suficiente sus desvelos sin padecer “síndrome de cansancio” alguno y si lo guardan lo custodian cautelosos y en secreto para sí mismos. No hay amor más grande que el de nuestros progenitores, eso lo conocemos demasiado bien las personas que ya no los tenemos con nosotros cada día, aunque permanezcan cada minuto de nuestra existencia en un lugar privilegiado de nuestro corazón.

lunes, 7 de marzo de 2016

DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER TRABAJADORA, por Rhodéa Blasón




     El día 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Es una forma de rememorar la larga y solitaria lucha de las mujeres y su participación en la búsqueda por lograr el reconocimiento de su igualdad frente a los hombres, tanto en la sociedad como en su desarrollo íntegro como personal. Este día se ha convertido en numerosos países fiesta nacional. Pero realmente esta fecha tan señalada no hace más que conmemorar que un 8 de marzo de 1857 un grupo de trabajadoras del sector textil decidió salir a las calles de Nueva York para protestar por las precarias condiciones laborales en las que trabajaban. Sería una de las primeras manifestaciones de la historia en las que las mujeres protestaban por adquirir mejoras y derechos laborales. Posteriormente, el 25 de marzo de 1911 en Nueva York, también, se incendió la fábrica de camisas Shirtwaist muriendo 123 mujeres y 23 hombres, la mayoría jóvenes inmigrantes entre los 14 y 23 años. Fue el desastre industrial más mortífero de la historia de la ciudad norteamericana y supuso que desde aquel momento se introdujesen en todas las fábricas las nuevas normas de seguridad y salud laboral de EEUU. Los trabajadores no pudieron escapar de las llamas porque los responsables de la fábrica habían cerrado todas las puertas de salida al exterior como práctica habitual para evitar robos.
En 1909 Nueva York y Chicago ya acogieron actos denominados “Día de la Mujer” organizados por Corinne Brown y Gertrude Breslau-Hunt, destacadas solialistas luchadoras por los derechos femeninos. Al año siguiente, en Europa tuvo lugar la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas celebrada en Copenhague con la asistencia de más de 100 mujeres representantes de 17 países. Los actos se fueron ampliando cada vez más hasta que en España, en 1936, tuvo lugar por primera vez una reunión de tal magnitud. No obstante, no fue hasta 1975 cuando la ONU (Organización de las Naciones Unidas) institucionalizó el 8 de marzo para conmemorar las acciones del Día Internacional de la Mujer y en 1977 se declaró Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional.
    Han sido muchas las mujeres que se han unido a lo largo de la historia para que en la actualidad el sexo femenino tenga esa “igualdad” tan deseada frente a los hombres. Afortunadamente, hoy podemos acudir a la universidad eligiendo estudios, realizar trabajos que antaño estaban sólo destinados a los hombres y, por supuesto, trabajar fuera de casa. Pero no nos engañemos, todavía queda mucho por lograr. Existe una marabunta humana de féminas que queremos que se nos escuche y que no nos prebendan ningún beneficio del que no seamos acreedoras y al que no tengamos derecho. Trabajamos en casa y mantenemos en pie nuestras empresas o trabajamos con eficacia y eficiencia por cuenta ajena pero tenemos todavía demasiado camino por andar: las dificultades en la conciliación laborar para las mujeres abren brechas tan grandes que a veces les impiden optar a un puesto de trabajo digno, la desigualdad salarial obliga a una fémina a trabajar 84 días más al año para ganar lo mismo que un hombre, la contratación de una mujer suele tener reglas precarias o a tiempo parcial y las tasas de paro femeninas son muy superiores a las de los hombres. Pero hasta en el cobro de las prestaciones por desempleo la mujer sale también mal parada, ya que no están equiparadas entre unos y otras. Tal vez las mujeres no tengamos familias que mantener, recibos que pagar, hijos que alimentar o no seamos merecedoras del derecho a acceder a tener viviendas dignas.

    La constitución española de 1978 recoge en su artículo 14 la igualdad ante la ley de las mujeres y los hombres prohibiendo la discriminación por razón de sexo. No obstante, creo que deberán pasar todavía muchos años y continuar con las reivindicaciones para que se suprima cualquier diferencia o desigualdad que exista entre sexos. El Instituto de la Mujer reseña con gran acierto que tal y como aseguraba Montesquieu “el nivel de democracia de un pueblo se mide por el grado de libertad de sus mujeres”.     

lunes, 22 de febrero de 2016

¡APOYEMOS LA LUCHA FRENTE AL CANCER!, por Rhodéa Blasón

Los seres humanos no tenemos otra forma de reivindicar cierto socorro más que haciéndolo visible por medio de dedicarle una jornada de unidad social. Se hace con multitud de dolencias reiteradamente y con las que la inmensa mayoría de la población está intensamente involucrada, por unas razones u otras, y colabora de forma altruista, con su tiempo y su dinero. Pero parece que en algunas enfermedades no se da avanzado con suficiente celeridad y, después de muchísimos años, no se encuentra sanación efectiva. Todos sabemos que el día quince de febrero se desarrolla la fecha de la lucha contra el cáncer infantil, al igual que durante los trescientos sesenta y cinco días del año hay fechas dedicadas a otros tipos de padecimientos cancerígenos. Estoy muy de acuerdo con concienciar a la sociedad para que colabore, cada uno con y como pueda, para tratar de encontrar un remedio que evite esta lacra. ¡Toda ayuda es poca!. La humanidad, por completo, está mentalizada y apoya las múltiples campañas de sustentación frente a la lucha para vencer el cáncer.
Hasta aquí podemos estar todos de acuerdo. Pero yo, que por desgracia he visto morir a tantos familiares míos de cáncer, me pregunto. ¿Qué pasa con la investigación en busca de soluciones acertadas? En este país tenemos unos investigadores inteligentes, dispuestos a trabajar duramente frente a este mal, concienciados de que tiene que existir cura y que trabajan con ilusión y afán, pero es muy triste decir que esos mismos científicos, jóvenes con ganas de contender y mayores con gran sabiduría y experiencia, ven como se les cierran las “puertas” para poder realizar su trabajo con dignidad y éxito: se les arrebatan las líneas principales de investigación por “falta de presupuesto económico”, no tienen mecanismos ni recursos en los laboratorios “porque actualizarlos supone un gran dineral” (parece que es mejor que permanezcan obsoletos), …Y, al final, nuestros excelentes estudiosos contra el cáncer ven todas sus ilusiones, puestas en encontrar remedios, malogradas y deben emigrar al extranjero en busca de nuevas expectativas laborales.
Supongo que como ha sido demostrado en determinadas afecciones existen infinidad de males en los que hay intereses creados para que no se encuentre remedio alguno, ya que existen empresas que ganan más con enfermedades cronificadas que con las extinguidas, políticos que no piensan en mantener laboratorios actualizados o investigadores en su propia tierra, trabajando para erradicar esos padecimientos que ya no deberían existir, tal vez porque es más importante invertir en armas que en curas médicas, …Realmente es triste que en pleno siglo XXI todavía no pueda haber cura total frente al cáncer, aunque felicito a todos los especialistas y estudiosos médicos, quienes trabajan de manera silenciosa, y que ponen sus conocimientos al alcance de los enfermos dándoles cada día más expectativas y calidad de vida, a ellos y a sus familiares. Apoyemos la lucha frente al cáncer.

domingo, 21 de febrero de 2016

LOS DERECHOS SOCIALES DE LAS MUJERES, por Rhodéa Blasón


      La lucha de los derechos sociales de la mujer no se fraguó en un pequeño período de tiempo. Todo lo contrario, en nuestra historia ha habido féminas que han expuesto en numerosas ocasiones su vida durante largos años, incluso generaciones, para que en la actualidad podamos disfrutar de una supuesta equidad colectiva frente a los hombres. Y digo supuesta porque, por desgracia, la justicia comunitaria de las mujeres está sumida en una espiral de confusión y extravío de los derechos sociales femeninos que hace que las estadísticas indiquen que nuestra igualdad, que adquirimos a costa del sufrimiento y valentía de señoras que antepusieron sus contiendas personales, familiares y laborales a unas vidas pacíficas, se vea mermada de manera silente y sin quietud.
      Las mujeres le debemos el poder acudir a las urnas a depositar nuestro voto libremente a Clara Campoamor, una firme defensora de los derechos de las mujeres, quien en su carrera política consiguió que se estableciese la “no discriminación por razón de sexo, la igualdad jurídica de los hijos e hijas habidos dentro y fuera del matrimonio, el divorcio y, lo que más le costó el sufragio universal (voto femenino)”, que hubo de ser debatido en las Cortes españolas. La votación se realizó por sufragio universal masculino, aunque a las mujeres se les reconoció el derecho al sufragio pasivo, por lo que pudieron presentarse como candidatas. Eran sólo tres: Clara Campoamor, Margarita Nelken y Victoria Kent. La primera y la última tuvieron un destacado protagonismo en los pactos anteriores y durante el debate sobre la concesión del derecho del voto a las mujeres. Consiguieron los apoyos de algunos hombres que creían que las mujeres nunca serían merecedoras de depositar en las urnas una lista de votación y lo hicieron gracias a la argumentación positiva de ambas que luchaban con tesón por sus ideales. En aquellos momentos eran muchos los machos que pensaban que las mujeres no sabían pensar ni tomar decisiones y que su terea era la de traer hijos al mundo para que perdurase su linaje.
      La vida de Clara Campoamor fue una vida difícil: huérfana de padre trabajó de costurera con su madre, hizo de recadera y dependienta en comercios, y fue telefonista. Su mente inquieta y aperturista le señaló que la mejor manera de tener trabajo fijo era presentándose a las oposiciones del Cuerpo de Correos y Telégrafos. Su inteligencia avanzada y su gran capacidad de aprendizaje le ayudaron a que sacase el número uno en los exámenes y se convirtiese así en funcionaria. Trabajaba y enseñaba a leer y a escribir a las mujeres que no habían tenido la oportunidad de mejorar socialmente como ella. Continuó sus estudios hasta hacerse abogada. Su madre, que era modista, le confeccionó un hermoso traje para que lo luciese el día de su exposición en las Cortes a favor del voto femenino. Era una mujer conciliadora y negociadora que consiguió, que a partir de entonces, las hembras tengamos unos derechos sociales que si no logramos sustentar pronto comenzaremos a perder.
      Conseguir el voto para la mujer, en la Constitución de 1931 durante la Segunda República, la extenuó intelectual y socialmente, y acabó con su carrera política en España. Al estallar la guerra civil se exilió a Lausane en donde murió ciega y víctima de un cáncer. ¿Qué pensaría hoy esta gran mujer al ser sabedora de que las damas cobramos menos por ejercer el mismo trabajo que los hombres? ¿Qué sentiría al saber que algunas empresas hacen firmar contratos a la mujer en los que se comprometen a no tener hijos, padres a su cargo o maridos enfermos a los que cuidar? No voy a seguir poniendo ejemplos, que serían demasiados, de lo que ocurre en la sociedad laboral actual. Yo he tenido la suerte de que nunca he cobrado menos que un hombre por ejercer el mismo trabajo, pero me encolerizaría notablemente que mi hija tuviera que sucumbir ante tal precaria situación laboral o que tuviese que elegir entre ejercer su derecho al trabajo y el derecho a ser madre.

      Existe una generación intermedia que piensan que los derechos nacen con ellos y que las mujeres nunca hemos vivido mejor, pero yo no estoy de acuerdo y no me gustaría que nadie vilipendiara o agraviase laboralmente a las jóvenes de mi familia. Sería un insulto a nuestra inteligencia, a nuestros derechos sociales y al arduo trabajo realizado por Clara Campoamor.

miércoles, 3 de febrero de 2016

LA MIRADA
¿Cuántas personas observamos con brillo de felicidad en su mirada? Es una atribulada realidad comprobar que cada vez son más excasas. La existencia sólo es fácil y asequible para una reducida fracción de la sociedad, pero la mayoría de los seres subsistimos con un “cofre” abrumador sobre nuestras espaldas que carga con nuestros problemas, incertidumbres, tormentos y aflicciones que nos perturban el alma. Algunos propios de la vida cotidiana, otros, más trágicos, causados por la salud, y, en la mayoría de las situaciones, creados por nosotros mismos ¡ilusos de la vida!. No sabemos vivir con sencillez y coherencia, lo que nos atormenta son pensamientos egoistas, avaros, envidiosos, mezquinos y arribistas que nos impiden presentar esos rayos luminosos de dicha y prosperidad en nuestros luceros. Para vernos colmados de fortuna y satisfacción debemos ser personas abiertas y afables, sin malos sentimientos ni pensamientos, que lo único que hacen es intrigar en nuestra mente consiguiendo muy pronto nuestra infelicidad, y, por supuesto, debemos separarnos de tantos seres taimados como conviven en este mundo.
En la calle principal de localidades pequeñas en las que todos los habitantes se conocen entre sí uno puede ver a muy pocos paseantes, los que observa llevan la cabeza gacha y su mirada fija en las piedras que pisa o con cascos en las orejas, no sé si escuchando música o la radio, pero sin dirigir sus ojos a nadie en concreto. Parece que los seres humanos nos escapamos unos a otros; no nos interesa relacionarnos para que nadie conozca nuestras miserias mundanas del día a día y no nos damos cuenta de lo importante que es apoyarnos férreamente. El ser humano es en sí mismo un ser social y la sociedad consiste en que las personas que convivimos nos relacionemos unas con otras de forma digna y ateniéndonos a las normas de la urbanidad y la buena educación. Pero , ¿qué difícil es alcanzar la interrelación entre las personas? No nos hablamos, no nos escuchamos, no nos vemos, no miramos de frente a los demás y, de esta manera, y sin brillo en los ojos, los seres humanos lo único que conseguimos es empobrecernos humana, cultural, intelectual, social y emocionalmente. Crearemos una sociedad que se paralizará por falta de sociabilización, de comunicación, de empatía,… Viviremos en un mundo al que le falten los “goznes y los pernios” necesarios para continuar nuestra necesaria evolución natural, por lo que los “engranajes” comenzarán a rodar al revés e iremos socialmente a la zaga de otras comunidades.